Comencem!!
Aquí va la primera reflexió de les jornades online de Professionals dels museus, #MuseosPro
Los museos podrían definirse como un universo en el que se albergan un
conjunto de trabajadores con formaciones y tareas muy distintas, aunque todos
confluyen con un objetivo común: el mantenimiento, salvaguardia, estudio y
difusión de nuestro patrimonio. Resulta complicado definir el perfil más puro
de cada uno, ya que en distintas ocasiones, y dependiendo de la escala del
museo, las funciones pueden alterarse para adaptarse a la situación. Sin
embargo podríamos establecer una clasificación según el ámbito de trabajo. De
acuerdo con este criterio nos encontramos con cuatro grandes grupos de trabajo:
estudio-conservación-curación, educación-difusión, administración-gestión y
finalmente mantenimiento-servicios.
Para realizar este tipo de tareas es necesaria, obviamente, una formación
específica en el tema, pero también es importante el hecho de que sean personas
interdisciplinares y muy predispuestas al trabajo en grupo. Si bien hasta ahora
las formaciones y objetivos de los trabajadores de los museos eran
monográficos, es decir, cada uno se dedicaba exclusivamente a lo suyo, hoy en
día, la nueva percepción laboral, basada en el trabajo en equipo, procura la
posibilidad de albergar un gran grupo de distintas formaciones con fines
comunes. Por tanto, un museo debe ser un buen ejemplo de ello, es decir, nadie
se debe limitar a su ámbito de trabajo sino procurar reducir distancias entre
los distintos miembros del grupo. De esta forma, conociendo otras materias y
formaciones, se podrá facilitar el trabajo interdisciplinar que procurará el
bien común tanto de la institución como de su colección.
Sin embargo no hay que caer en la concepción de que todo el mundo vale para
todo, ya que de esta manera es como se acaban promoviendo políticas de
intrusismo laboral. Hay perfiles que no pueden hacer determinadas tareas, y
otros que sí. Por ejemplo, es completamente lícito que alguien que haya
estudiado derecho sea directo de un museo, pero no por ello podrá saber más que
un conservador sobre ciertos temas; la interdisciplinariedad no pierde el
sentido, sencillamente hay que conocerse a uno mismo y saber hasta dónde
podemos llegar, o en qué momentos tenemos que dar la razón a terceros.
El museo, por lo tanto, es como una pequeña comunidad donde cada uno se
ocupa de sus tareas pero donde se dialoga, o al menos eso se pretende, y se
coordina colectivamente ¡Cómo una de aquellas Polis griegas!
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